Actualidad del CD BADAJOZ SAD
EL ZARAGOZA NO NECESITABA TANTA AYUDA
CD Badajoz SAD 0-4 Real Zaragoza CF. No resulta fácil explicar cómo un partido que el equipo local pierde con un resultado tan abultado como un 0-4 termine con una gran ovación del público a sus jugadores. El CD Badajoz SAD se enfrentó hoy a un rival muy superior, plagado de jugadores que serían la estrella de cualquier otro equipo de la categoría en sus respectivos puestos. El Zaragoza fue mejor y lo demostró el resultado final... pero nada más. La única duda que queda del partido, es cuánto tiempo llevaba soñando con compartir terreno de juego con un equipo tan grande como el aragonés el colegiado del encuentro Vicente Lizondo Cortés. Hoy pudo ver su sueño cumplido. Y ya puestos, decidió compartir protagonismo y, de hecho, convertirse en el personaje más destacado del choque. Su actuación –que incluyó dos penas máximas, la primera más que dudosa y la segunda de risa, y una expulsión, lo que ya tristemente deja de ser noticia cuando juega el CD Badajoz- logró desquiciar a los hombres de Conhé, que pese a tratar de levantar los brazos cada vez que recibían un mazazo –y tuvieron que hacerlo varias veces a lo largo del choque- se vieron obligados a abdicar de sus esperanzas con el paso de los minutos.
El partido pudo ser bien distinto si Rodri acierta con la portería antes de cumplirse el primer minuto de juego. Una ruptura por el centro de Zé Tó con centro al segundo palo no es bien rematada, por la velocidad del esférico al botar en el césped rapidísimo, por el interior aragonés en una posición inmejorable. El Badajoz se hizo con el dominio desde el primer instante. Bien posicionado en el centro del campo, Rodri y Nene buscaban las cosquillas a la zaga maña por los extremos y Zé Tó y Molist luchaban entre los centrales por llegar con ventaja al remate. El Badajoz empujaba y al Zaragoza no le duraba el esférico más de dos o tres toques. Pero en partidos contra jugadores como los del equipo zaragozano, si no aprovechas tus opciones estás muerto. Una falta botada magistralmente por Aragón superó por la misma escuadra el escorzo de Adolfo Baines para poner a los maños con ventaja. Primer golpe, y primera gran respuesta de un equipo que perdía mucho antes de merecerlo. El Badajoz se recompuso y arropado por un público que debería llenar de orgullo a su ciudad tanto como a los jugadores –el capitán Baines pidió comparecer ante los medios para agradecer el impresionante apoyo brindado por la afición albinegra durante los noventa minutos- llevó de nuevo al peligro a las inmediaciones de Lainez, en disparos de Rodri, nuevamente y Jorge Zafra. Y fue entonces cuando llegó la jugada clave del choque. Como Aragón –gran pase el suyo a Galetti para encarar sólo a Baines-, el señor Lizondo Cortés decidió que era el momento de sacar lo mejor de su repertorio. Penalti, más que dudoso –existe contacto, pero tan leve que el jugador del Zaragoza sólo cae cuando es evidente que no alcanza el balón- y expulsión –pese a que el jugador zaragozano no realizó el regate hacia la meta local sino hacia el córner- del gran meta navarro. Demasiada ventaja para un equipo tan fuerte.
Conhé recompuso el equipo con la forzosa baja de Baines y Nene –de los mejores hasta ese momento- que dejó su sitio a Poli. Aún con dos goles en contra y un jugador menos, aún tuvo el equipo pacense “vergüenza” deportiva para buscar la meta contraria en una vana lucha por cambiar el sino del choque. Pero fue entonces cuando el colegiado valenciano inició su concierto de silbato que terminó por desquiciar a los jugadores pacenses. Y es desesperación se transformó en impotencia cuando, en medio de la mayor pitada que se recuerda en el Nuevo Vivero, el Real Zaragoza, de nuevo a balón parado, ponía el 0-3 al rematar Soriano un corner botado por Aragón. Ni los dos mil espectadores allí presentes, que lo estaban viendo, podían creerlo.
La prueba de que el público entendía las adversidades contra las que su equipo tenía que lidiar hoy –rival superior en estado de gracia de cara a gol y un auto-invitado a la fiesta con demasiado protagonismo- es la cerrada ovación con que despidió a sus hombres al llegar el descanso. Ovación que fue aprovechada por el colegiado –en su sueño el público le ovacionaba al retirarse, lógicamente- para alcanzar el tunel de vestuarios camuflado –escondido- entre los jugadores albinegros.
El segundo tiempo presagiaba poco interesante. Todo el pescado estaba vendido, pese a que los de Conhé se empeñaron, de nuevo con su empuje durante los primeros quince minutos de la reanudación, justo el tiempo que tardó el señor colegiado en rematar su faena. El penalti señalado en área de Poli –si es que existió, pues ni los jugadores visitantes llegaron a tener tiempo de protestarlo- es de los que se vieron, sólo en este partido, más de quince. Al menos tres en cada saque de esquina. Por fortuna, el público decidió tomar lo que quedaba de partido cómo realmente merecía: a broma. Continuas peticiones mayoritarias de penalti en cuanto el balón era recuperado por los visitantes que, entonces sí, comenzaron a dominar sin problemas el choque ante un equipo abatido por la adversidad.
En definitiva, victoria clara y merecida –desde luego no con tanta contundencia- de un Zaragoza que es mejor equipo que el CD Badajoz SAD, pero que no necesitaba de la ayuda de una actuación tan calamitosa por parte del señor Lizondo Cortés. Mención especial en el choque merece el público pacense, que hoy supo apreciar el esfuerzo de los suyos premiándoles con sus cánticos los noventa minutos de juego. Con dos mil seguidores así... cuesta echar de menos a nadie.